«Os encravados», de Carmen Senande  por Tareixa Taboada, crítica e historiadora de Arte Contemporáneo

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«Sobre la horizontalidad del laberinto, trazaste el eje de la altura y la profundidad. Caer fue solo la ascensión a lo hondo».

(Ícaro. José Ángel Valente).

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Carmen Senande, a través de «Os encravados», muestra, una colección que integra escultura y digigrafías. Un trabajo existencialista y conceptual que avanza hacia la tensión dramática de la inmateria.

El arte occidental hasta las Vanguardias, no se sintió atraído por elementos relacionados con la industria. Carmen Senande, carece de ese tipo de inhibiciones ya que parte de materiales como el acero inoxidable, limaduras metálicas que texturizan la obra, clavos y puntas de acero soldadas. Técnicas propias derivadas de la experimentación, explorando los materiales y procesos involucrados. Elementos metálicos y punzantes como el miedo y sus acerados pensamientos, en las formas figurativas intrigantes y tendentes a la introspección, aunque de corte clásico en el modelado como en Medardo Rosso o Rodin con un mensaje dramático un tanto codificado en sus formas atemporales, aisladas, despersonalizadas, como iconos pretéritos y ancestrales, como generalización del grupo humano en la singularización de su forma cuestionando identidad y uniformidad, asociado a la memoria colectiva.

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La obra distorsiona la realidad al simplificar la experiencia para convertirla en icono, creando cierta tensión, provocada por la multitud de alusiones y percepciones a nivel sensorial y conceptual. Sus obras son, sin embargo, expresiones emotivas, en sólidas estructuras en apariencia, cerradas. Resulta un fragmento de la visión universal en la que se muestra una parte por el todo, en una manifestación plural de identidad cultural. La escultura contemporánea, está unida a nombres como Lee Jae Hyo, Julio González quien trabajó el hierro directamente con un excelso talento, por medio de soldadura autógena, Picasso o Gargallo.

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El escultor contemporáneo, como ser ecléctico y formado intelectualmente añade a las técnicas tradicionales elementos y materiales diversos con la intención de construir estructuras integradas en el espacio que rompen el efecto monolítico de la escultura clásica. La unión constitutiva de elementos diferentes rompe con el efecto-bloque de la masa, su solidez y estatismo. La pieza, que no abandona su bulto redondo, se estructura como una estética del hueco, la masa y el vacío integrado en el espacio circundante y modificado por la sombra de sus líneas, formas que envuelven el vacío en una abstracción de las formas figurativas con una estética industrial y la esquematización de las formas con una interpretación anatómica de los cuerpos y su entorno, identificables por determinadas alusiones formales, con un origen en el «arte del objeto» que indica la ruptura del modelo clásico.

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Puede entreverse cierta sensación de vulnerabilidad en las distorsiones de las formas acotadas y distorsionadas de los dibujos, subrayados por la potencia expresiva y alarmante de colores primarios. Mantiene y transmite ansiedad y una atmósfera de violencia contenida en las digigrafías en papel que remiten, en la distancia temporal que crea entre la obra y el subconsciente colectivo, en los temas neutros, distantes, atemporales, irreconocibles; en los cuerpos fragmentados, sus colores y sombras, en una ausencia aparente que resumiría el horror histórico desde el anonimato.

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La obra de Carmen Senande introduce un diálogo con el espectador desde su pasión, su existencialismo, sus apropiaciones y la tensión narrativa, dramática y conceptual de la imagen fragmentada.

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TAREIXA TABOADA

crítica de arte

 

Tareixa Taboada es licenciada en Geografía e Historia. Especialista en Arte Contemporáneo. Crítico de Arte del periódico La Voz de Galicia, edición Ourense y Directora artística de la Galería de Arte Visol (Ourense).